Testigos--Extractos de Cartas
James Mullin, Fanwood, New Jersey (26 Octubre 1974)
"Todavía estoy conmocionado por la muerta de Padre [Teodoro]. Lo conozco desde hace más de cuarenta años. Yo lo admiraba siempre incluso desde nuestros primeros días en la escuela preparatoria y ciertamente durante los días estudiantiles y durante su sacerdocio. En mi opinion él era el Pasionista mejor y más fino que he conocido."
"La preocupación por los demás fue evidente hace muchos años, 1947, o por ahí, cuando como maestro de teología tuve el privilegió de recibir su ayuda preocupada in varias maneras, y su humildad siempre fue una felicidad de ver."
En sus primeros años como consultor él admitió que no le gustaba volar, pero eso nunca lo paro en sus varios viajes a donde iba a visitar su comunidad en cualquier sitio.
Aunque no pude atender a su funeral tuve el privilegió de ver la Alitalia cargando su cuerpo, como vivo cerca del aeropuerto JFK.
Espero que un día sea considerado un santo--en vida no consideramos a la gente de esa forma-- pensamos en la caridad, fe, esperanza, humildad, generosidad, y atención. Estoy seguro que tiene que haber muchos quienes lo conocían y lo consideran de esa manera. Padre Teodoro, reza por nosotros."
Josephine A. O'Connor (7 Noviembre 1994)
"El era una persona tan amable, modesta y también tenia esa gran fortaleza interior que uno ve en la personas cercanas a Dios. Uno siempre se sentía lo mejor al conocerlo y al hablar con él. El era un 'hombre querido.' "
Hermana Dominic Foley, Hermanas Azules, Roma (31 Octubre 1974)
Padre Conrad Maes, C.P. (Noviembre 1974)
"El era el primer superior general que visitó Zaire. Un padre de verdad y un amigo fuerte. El tuvo un afecto por nuestras misiones y entendió nuestras dificultades... 'revere Pater et amicus addictissumus'..."
"Tengo tantas memorias personales. Yo fui a confesarme con él, un hombre delicado pero fuerte, Teddy tenia un don maravilloso, para hacerte creer en ti mismo. Nunca lo olvidare por eso."
Padre John Francis McLaughlin (Noviembre 1974)
"Un realismo cuerdo, agraciado por humor Cristiano que fue su regalo a todos nosotros Americans en Roma quienes necesitabamos esa dosis."