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Foley preaching W Springfield TV mass.jp

BIOGRAFÍA

Primeros Años

Foley nació y creció en la ciudad de Springfield, Massachussetts en los Estados Unidos. Daniel Foley vino de una devota familia católica irlandesa y fue el primer hijo de Michael y Ellen Bible Foley. Tres años después de su nacimiento, la pareja tuvo una hija, Marie.


Daniel Foley una vecindad norteña de Springfield, en ese entonces una ciudad próspera e industrial en el nordeste Americano. Foley atendió  a la escuela parroquial Sacred Heart en Springfield. Querido por sus vecinos y compañeros, fue nutrido por la rica vida de devoción y piedad encontrada en la parroquia de Sacred Heart.

Entrada a los Pasionistas

Contactos con los sacerdotes Pasionistas, quienes dirigían una misión religiosa en Sacred Heart y retiros espirituales en la casa de retiros Pasionista en el oeste de Springfield, fomentaron un deseo en el joven Daniel de servir a la iglesia como sacerdote. El se integró a la orden de los Pasionistas en 1927 a los catorce años. Foley luego aserto que San Gabriel de la Virgin Afligida influyó su decision de entrar a la order de los Pasionistas debido que en ese entonces el leyó la biografía de San Gabriel. Tomando el nombre religioso, Teodoro, durante su profesión de fe en Agostó 15, 1933, el joven nativo de Springfield encontró felicidad genuina durante sus años de formación Pasionista.


En ese entonces los Pasionistas, fundados originalmente en Italia, ya llevaban setenta y cinco años en los Estados Unidos, y iban creciendo junto con esta nación de inmigrantes. Entre 1900 y 1930 la comunidad de los Pasionistas se convirtió en una fuerza potente en la iglesia Americana. Los reclutas jóvenes eran hijos de inmigrantes irlandeses, alemanes, polacos, eslovacos, e italianos que llegaron a la comunidad de parroquias a donde misioneros Pasionistas habían predicado.

Foley dio la bienvenida a un régimen de oración, estudio, y actividades simples que acompañaban el estilo de vida disciplinada de un Pasionista. Esta vida lo atrajo debido a su amor natural por el orden y el equilibrio. El parecía hecho para esta vida. A la misma vez, el se mezclaba fácilmente con las varias personalidades y nacionalidades que el encontró en su comunidad.

En 1921, los Pasionistas americanos decidieron expandirse más allá de sus propias fronteras nacionales cuando mandaron misioneros a la provincia montañosa y turbulenta de Hunan en China. Dentro de una década, treinta Pasionistas estaban relatando sus experiencias a sus compatriotas americanos a través de la revista "El Signo," que fue creado en conjunción con la misión en China. Como Pasionista, Foley orgullosamente se unió a la causa de llevar a la "los fines del mundo."


Un compañero de sus días de estudiante con los Pasionistas, Padre Nicholás Gill, recuerda que Teodoro "resaltaba instantáneamente como una persona alegre y amigable, siempre dispuesto ayudarte de cualquier manera. Su obediencia fue tan perfecta como cualquier religioso que he visto en mis años en la orden. Pero el hizo las cosas de una manera tan callada que usted no se daría cuenta si no lo estuvieras viendo todos los días. Todos tuvimos el mayor respeto y amor por él.

Maestro y Guía Espiritual 

Ordenado como sacerdote en 1940, el Padre Teodoro fue enviado a la Universidad Católica de los Estados Unidos por sus superiores, quienes reconocieron su inteligencia y su don espiritual. Después de obtener un doctorado en teología, Teodoro pasó ocho años como un maestro querido entre seminaristas Pasionistas. El Padre Flavian Dougherty, C.P.,  luego superior de la provincia del este de los Pasionistas, recuerda:

"Como alguno de nosotros que tuvimos el privilegio de ser sus alumnos olvidemos esa cara gordita ante nosotros; la pizarra como telón de fondo, repleta con la esquema de la materia que se iba estudiar ese día; su habitó un poco gredoso de sus trabajos de madrugada; su sonrisa siempre presente; su infatigable paciencia con cada uno de nosotros; su seguridad absoluta en ese oficio, para que ningún estudiante agresivo, demasiado brillante o cualquier estudiante subdesarrollado, sin esperanza lo podría amenazar o molestar."

Los estudiantes del Padre Teodoro lo veían más como maestro que erudito, cuyo propósito no era guiarlos a un mundo intelectual seco o impresionarlos con sus propio aprendizaje, sino a llevarlos a Dios, la fuente de la verdad. La teología de el fue una de "genuflexión y adoración," una teología para profundizar la fe y fortalecer una unión con Dios. Era un estilo contemplativo de teologizar, que fue agradable a sus propia mente y personalidad. El mismo prefería descansar y deleitar en la verdad, en vez de buscar y cuestionar lo que todavía permanecía irresoluto. Su mente, era una que en vez de indagar, era una simple e intensa.

Admirado universalmente por los miembros de sus provincia, Teodoro fue un maestro, director espiritual, y después superior de una comunidad grande de Pasionistas de San Pablo de la Cruz en Pittsburgh, Pennsylvania. En 1958 fue elegido como Consultor General de la comunidad Pasionista al nivel mundial, con sede en Roma. En 1964 fue elegido como General Superior de los Pasionistas, una posición que mantuvo hasta su muerte en 1974.


La Epoca Dificultosa de los 1960s y 1970s

Foley guío as su comunidad en tiempos difíciles. Los Pasionistas estaban creciendo como una comunidad mundial en este entonces. Numerando unos tres mil quinientos miembros cuando él llegó a Roma en 1958, la comunidad se había extendido recientemente a Japón, Nueva Guinea, Puerto Rico, Jamaica, la República Dominicana, y las Filipinas. Adicionalmente, una oleada de vocaciones en comunista dominado Polonia produjo una nueva provincia ahí.

Durante el termino del Padre Teodoro como Consultor, la congregación se extendió a Nueva Zelanda, Sudáfrica, Ecuador, y El Salvador, Paraguay y Corea del Sur. Después como Superior General, el veria a los Pasionistas entrar a Panamá, Honduras, Suiza, y Kenia. La mayoría de sus miembros estaban en Europa y Estados Undos, pero los Pasionistas ahora estaban creciendo rápidamente en Asia, África, y Sudamerica.


En 1968 la comunidad alcanzo su cima mas alta de afiliación con cuatro mil ciento cincuenta y dos religiosos. La gran parte del tiempo de Teodoro fue gastado visitando casas y miembros a gran distancias, presidiendo a juntas provinciales, resolviendo preguntas y dificultades que surgían entre religiosos, y representando los intereses de la congregación en Roma. La tarea requería horas largas de viaje, correspondencia, y paciencia que lo comprometio por diez y seis años. Estos años no serían años ordinarios. Cuando Foley llegó a Roma la comunidad se enfrentaba con las secuelas de la segunda guerra mundial.


El guió a la comunidad durante los años sesenta y setenta, cuando el mundo occidental estaba embrollado en un periodo de turbulencia y malestar social. Después de los 1950s, un tiempo caracterizado por su tranquilidad, la década de los sesenta introdujo protestas juveniles, confrontaciones políticas, asesinatos, y manifestaciones contra la guerra y el establecimiento del gobierno que sacudió el oeste. Violencia estalló en las ciudades grandes estadounidenses y en las de otros países. Un ambiente de incertidumbre aumento durante los años sesenta. Los valores tradicionales se cuestionaron, y la membresía eclesiástica se disminuía en el mundo occidental.


Implementando el Segundo Consejo Vaticano 

Para muchos, el segundo consejo Vaticano introducido por el Papa Juan XXIII, trajo la promesa de nueva energía y esperanza. Pero como el Cardinal Newman observo después de estudiar las primeras juntas de la iglesia, "es raro que un concilio no sea seguido por una gran confusión." Muy pocos esperaban que la visión del Cardinal se haya desarrollado tan dramáticamente después del segundo Vaticano. El concilio cambio como la iglesia se acercaba a la autoridad, oración, el ministerio, la relación con otras comunidades cristianas y con el mundo a su alrededor  en general, durante cienes de años. Fue un camino que tomar, el Papa Pablo VI dijo, pero no un camino recto, claramente marcado. La iglesia enfrentaba una "crisis de modernidad" que no fuera resuelta rápidamente.

Cuando el concilio se termino, los obispos y religiosos superiores tenían la tarea dificultosa de implementar la visión y programas del concilio en sus propias diócesis y comunidades religiosas alrededor del mundo.


Como Superior General de los Pasionistas después de 1965,  Foley trabajo para implementar el segundo Vaticano en su comunidad. A través de conferencias generales y provinciales, él guío a los religiosos en el proceso delicado de "aggiornamento." De país a país, él encontró sus propia comunidad cada vez más dividida por los cambios dramáticos del los años sesenta y la desafíos del segundo Vaticano.

Como católicos de todos lados, los Pasionistas vieron el concilio de diferentes maneras. Algunos llamaban por reestructuración radical; otros buscaban por un renacimiento de costumbres tradicionales. Los debates y cuestionamientos que marcaron las sesiones del segundo Vaticano tomaron una nueva intensidad cuando fueron continuadas in conferencias locales y en junta comunitarias de Pasionistas alrededor de todo el mundo. El Padre Teodoro fue llamado constantemente por un religioso o otro, por una provincia o otra, para interpretar, legislar, corregir, explicar, o intervenir como Superior General. Comunidades de mujeres y otros  buscaban su juicio y consejos, aunque no fueran parte de la orden de Pasionistas. El también fue llamado de arriba como de abajo como cuando varias congregaciones Romanas luchaban resolver las mismas preguntas y implementar las enseñanzas del segundo Vaticano sobre la vida religiosa en los años siguiendo el concilio.

"Estos son los días en que nos piden hacer muchas cosas a la vez por diferentes congregaciones Romanas y deseo proyectarme cerca de diez años en el futuro, y poder tener la capacidad de mirar atrás en todos estos proyectos simultáneos como un hecho realizado. Sin embrago, supongo que esto es parte de la purificación de Dios en nuestras vidas y tenemos que aceptarlo y dar lo mejor de nosotros para el futuro de la congregacion y el futuro de la iglesia," el escribió al Padre James Patrick White, el provincial de la provincia occidental de los Pasionistas americanos en ese entonces.

Para alguien de su temperamento dócil, que prefería un paso pacífico y tranquilo, que evitaba confrontación y cuestionamiento, que amaba el pasado y encontraba alegría en la vida religiosa que el había llevado, los cambios que siguieron el segundo Vaticano tenían que haber sido dificultoso. Pero a pesar de todo, "él estaba convencido que el cambio era necesario," dijo el Padre Paul Boyle, luego el Superior General de los Pasionistas, "y mucho de su tiempo fue gastado tranquilizando a esos que encontraban el cambio dificultoso, y en moderando los excesos de la gente que quería cambio radical que tomará lugar."

"Trata de mantener la calma y no enojarte por lo que esta pasando alrededor del mundo," el Padre Teodoro escribió en una carta típica a un religioso perturbado por los tiempos. "Es una época de gran agitación y discusión y el fracaso de encontrar cualquier solución concreta aveces es muy desalentador. Sin embrago tenemos que pasar por esto." El también sintió la perdida dramática de miembros de su propia comunidad. Al llegar a Roma en 1958, los Pasionistas se numeraban a 3,500 miembros. En 1968, los Pasionistas alcanzaron el pico de su número de membresía con 4,152 miembros en ese entonces. Después, sus números se disminuyeron drásticamente a 3,238 miembros en 1974, el año que Foley falleció.

"El sufrió mucho durante el tiempo después del Concilio, aunque el nunca lo demostraba, porque el temía por la unidad de la congregación," escribió el Padre Pancrazio Scanzano, en ese entonces provincial de una provincia Italiana. Y cuando la conferencia especial de 1970, el primer sínodo de la congregación en 1972, y el congreso internacional en Bruselas en 1973, resulto en el acuerdo que él había sufrido y anhelado por tanto, él se regocijó con reconocimiento alegre a el Santo Fundador y con gran aprecio por todos sus hermanos."

Un Puente Sobre Aguas Turbolentas

La época necesitaba de una person que podría unificar a todos, una persona que podia servir como un puente para todo, y él era la persona más indicada para este deber. El no fue un visionario que podia ver claramente en el futuro y articular el camino hace el. Como los papas quienes presidieron durante el Segundo Vaticano, él eligió mantenerse al margen, pero al mismo tiempo sirvió como un símbolo de unidad para otros. El se sentía cómodo en un mundo interconectado, era respetuoso de todos, y unificaba a todos. Su presencia callada y maneras no partidistas ayudaba a los Pasionistas y a través de ellos, la comunidades que servían, mantenerse en el camino de el concilio durante estos tiempos difíciles. El tenia una esperanza firme, nutrida en oración y fe constante en Dios. 


El Padre Teodoro ofrecía el tipo de liderazgo y santidad que la iglesia todavía necesita para continuar en el camino de el Segundo Consejo Vaticano hoy.

Su Muerte

En una pequeña agenda para 1974, el Padre Teodoro detalló sus últimos días de vida. Desde Enero a Marzo el visito los Pasionistas y la gente en sus misiones en Australia, Nueva Guinea, Japón, Korea, y las Filipinas, asegurándose de que conoció a tanta gente como pudo, hasta en las estaciones más pequeñas de las misiones. Cuando regreso a Roma para la Pascua de la Resurrección, el estaba en cama "con influenza." Cuando viajo otra vez en Abril a Alemania y Holanda para asistir a reuniones con los Pasionistas, la "influenza" permanecia. En Mayo y Junio el viajo a los Estados Unidos para otra reunión, pero para también ayudar a su hermana a mudarse de su casa en el norte de Springfield a una casa más pequeña en el oeste de Springfield. Las señales que no estaba bien de salud continuaban. En Julio, él estaba en Irlanda y Bélgica para reuniones de sus comunidad, pero todavía se encontraba afligido con síntomas que los medicos no podían diagnosticar. En Julio 17, el regreso a Roma "muy enfermo," él escribe. Los próximos meses él se encuentra, "débil," "enfermo," y "en clínica." Sus entradas en su agenda se disminuyen hasta Octubre 9. Después de una misa celebrada en sus habitación de hospital, él murió a las 11:05 P.M. en el Hospital de la Pequeña Compañía de María en Roma. Sus últimas palabras fueron, "Jesús, María, y José."

Su muerta fue atribuida a endocarditis y un colapso cardíaco, causado probablemente por una bacteria desconocida a la que estuvo expuesto meses antes. Compañeros de el Padre Teodoro Foley en sus últimos días dijeron que vieron el misterio de la Pasión de Jesús trabajando en este Pasionista religioso ejemplar, que servio a la iglesia y su comunidad tan diligentemente y los amo hasta el final.

Al recibir noticias de su muerte, un torrente de tributos y cartas de condolencia llegaron de todas partes, reconociendo a un hombre que trajo esperanza a muchos. Después de ritos funerarios en la Iglesia de Santos Juan y Pablo en Roma, su cuerpo fue trasladado a la Catedral de San Miguel en Springfield, Massachussetts, E.E.U.U., para una misa de entierro cristiano. Su cuerpo ahora descansa en la Iglesia del Monasterio de San Pablo de la Cruz en Pittsburgh, Pennsylvania.

El Padre Flavian Dougherty, el Pasionista Provincial de la provincia nativa de Teodoro, dijo en su funeral:

"Cuando los sistemas están cambiando y eventos sin precedentes están ocurriendo, pues es necesario tener a un hombre tan fuerte que él pueda ser un pacificador, tan seguro que él pueda ser confrontado con unos de los eventos y personas más preocupantes, y aun ser tan amable que él pueda efectuar cambio. Sobre todo, tan devoto que él pueda usar el poder de Dios en lugar de su propio poder."

La causa por la beatificación de el Padre Teodoro Foley, C.P. (1913-1974), se abrió oficialmente el 9 de Mayo del 2008 en Roma. Justamente dos años después que los miembros de la Provincia Pasionista de San Pablo de La cruz norteamericano se encontraron en una reunión provincial. La reunión endosada una propuesta solicitando que el Padre Teodoro, un miembro de la provincia de San Pablo de la Cruz y el ex Superior General de la comunidad, fuera considerado como un candidato para canonización.

El aprecio por él ha crecido constantemente con el tiempo, porque el Padre Teodoro ejemplifica la santidad leal, constante, y tranquila que aún se necesita en la actualidad, una santidad arraigada firmemente en el pasado y que alcanza el futuro con la esperanza cristiana.



Texto Original: Victor Hoagland, C.P.

2017

Traducción: Karla Freire

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